Los crecientes problemas de movilidad y aparcamiento en ciudad han impulsado la venta de mini caravanas y caravanas de un ambiente. Aunque su longitud de hasta cuatro metros permite remolcarlas fácilmente, presentan un hándicap: la limitación del espacio interior. Para ampliar las caravanas pequeñas por dentro y hacer justicia a su apodo de «casa rodante», es indispensable el uso de ciertos accesorios.

Los avances, por ejemplo, son estructuras similares a toldos que se instalan en la parte exterior del remolque, con el fin de expandir su espacio habitable o de añadir un ambiente extra. Esta extensión, compatible con caravanas, autocaravanas y furgonetas camper, se fabrica en multitud de tamaños, materiales y estilos: de estancia fija, autoportantes, hinchables, de verano e invierno, etcétera.

Invertir en este accesorio está justificado, pues las caravanas de MMA inferior a los tres mil quinientos kg pueden conducirse con el carnet de conducir estándar (el B). Aunque seleccionar un remolque de mayor tamaño permitiría ahorrar en avances, la necesidad de obtener otro permiso de circulación y otras complicaciones pueden no compensar.

Otra solución a la falta de espacio en caravanas pequeñas es sustituir los sistemas de almacenaje de fábrica. Las unidades más antiguas fueron equipadas con armarios y muebles que hoy están obsoletos y consumen unos centímetros valiosos.

Los muebles y accesorios de almacenaje modular están pensados para integrarse en habitáculos reducidos, adaptando sus dimensiones verticales y horizontales para aprovechar cualquier recoveco. Frente a la rigidez del mobiliario de otros tiempos, estos sistemas aportan un plus de confort y flexibilidad.

Aunque de forma ilusoria, modificar la paleta de colores del interior de la caravana influye positivamente a su percepción. Los acabados en madera, pese a su elegancia y rusticidad, tienden a disminuir la sensación espacial. Apostar por un color crema o similar produce la impresión contraria y mejora a su vez la luminosidad.