El sitio perfecto para dejar el coche sin preocupaciones
Cuando llegué a Huelva por primera vez, con el sol pegando fuerte y las calles del centro zumbando de vida, lo único que quería era encontrar un sitio donde dejar el coche sin volverme loco. Aparcar aquí puede ser una odisea si no sabes dónde mirar, pero después de unas cuantas vueltas y algún que otro improperio, descubrí que los parkings Huelva centro son mi salvación. No es solo cuestión de evitar el caos de las calles estrechas o las multas que acechan como buitres; es encontrar ese rincón donde sabes que tu coche está a salvo y tú puedes pasear por la Plaza de las Monjas o tomarte unas gambas sin estar mirando el reloj como paranoico.
Mi primera parada fue el Parking El Punto, un clásico que está a dos pasos de la Gran Vía y que me conquistó por su ubicación y su precio decente. Pagar unos 1,50 euros la hora no me pareció un robo, sobre todo cuando vi lo bien iluminado que está y lo fácil que es entrar y salir sin hacer maniobras de piloto de Fórmula 1. La primera vez que lo usé, fui a comprar al mercado y volví con las manos llenas de bolsas, agradeciendo que no tuviera que arrastrarlas media ciudad porque el coche estaba a tiro de piedra. Los locales me contaron que es una opción segura, con vigilancia y espacio de sobra incluso en días de jaleo, y desde entonces es mi as en la manga cuando quiero moverme por el corazón de Huelva sin sudar la gota gorda.
Luego está el Parking Casa Colón, que me salvó el día cuando fui a un concierto en el auditorio y no quería llegar tarde por estar dando vueltas como un perdido. Está pegado al Palacio de Congresos, y aunque el precio sube un poco, rondando los 2 euros la hora, vale cada céntimo por la tranquilidad de saber que no te van a multar ni te van a rayar el coche en una calle cualquiera. Lo que me gusta es que tiene plazas anchas, algo que agradezco porque mi destreza al aparcar no es precisamente de medalla de oro, y el personal siempre está dispuesto a echarte un cable si te lías con la máquina de pago. Es como un oasis en medio del bullicio, y cuando salí del concierto, encontrar mi coche esperándome sin dramas fue un alivio que no tiene precio.
Evitar multas en el centro es un arte, y en Huelva, con sus zonas azules y verdes que parecen un jeroglífico, me he vuelto un experto por necesidad. La zona ORA es un campo minado si no llevas cambio o no descargas la app a tiempo, y una vez me cazaron por dejar el coche cinco minutos de más cerca de la Catedral; 60 euros que aún me duelen. Los locales me dieron el truco: si no quieres parkings Huelva centro, busca calles como la de Concepción temprano, pero si llegas tarde, olvídate, porque las plazas vuelan y las grúas no perdonan. Por eso prefiero ir a lo seguro y pagar un poco antes que jugar a la ruleta con los municipales.
El Parking Mercado del Carmen es otra joya que descubrí por recomendación de un amigo onubense. Está al ladito del mercado, ideal si vas a por pescado fresco o a tomarte algo en los bares de alrededor, y los precios son razonables, unos 1,20 euros la hora. Lo que me flipó fue lo cerca que está de todo, porque en cinco minutos estás en la calle Tres de Agosto comprando o en el Muelle del Tinto soñando despierto. Es pequeño pero matón, y aunque a veces hay que esperar un hueco, la rotación es rápida y nunca me he quedado fuera.
Cada vez que dejo el coche en uno de estos sitios, siento que me quito un peso de encima. No es solo aparcar; es saber que puedo disfrutar de Huelva sin mirar el reloj ni rezar para que no me pongan un papelito en el parabrisas. Entre los precios asequibles, la cercanía y esa paz de no jugármela en zonas imposibles, he encontrado mi fórmula para moverme por el centro sin preocupaciones.
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