En la ciudad de O Carballiño había una pequeña escuela privada conocida por sus excelentes instalaciones y ambiente acogedor. Era uno de los mejores centros infantiles para niños entre 3 y 5 años, ofreciendo programas divertidos, educativos y estimulantes. Los padres estaban muy contentos con los resultados que sus hijos obtenían.

El director del centro, Carlos, era un hombre muy amable que trabajaba duro para proporcionar el mejor ambiente para los niños. Creó un programa único para fomentar la creatividad y el aprendizaje en pequeños grupos, lo que permitió a los niños descubrir su potencial al mismo tiempo que eran cuidados y educados adecuadamente.

Un día, Patricia decidió llevar a su hijo al centro infantil después de engañarlo con promesas de divertirse mucho allí. Pronto descubrió que la escuela era mucho más que solo juegos; les ofrecían actividades educativas variadas como pintura, baile, manualidades e incluso tareas escolares para ayudarlos a prepararse para la primaria.

Patricia quedó impresionada por el ambiente seguro creado por Carlos y su equipo en el centro infantil en O Carballiño. Era el lugar perfecto para ayudar a sus hijos a crecer y desarrollarse profesionalmente desde temprana edad.