A seguir con las pruebas 

Ya sabía yo que no era la leche, pero me han hecho pruebas para comprobar si mis problemas podrían estar relacionados con alguna intolerancia a la lactosa. Ha dado negativo y hay que seguir buscando, porque está claro que algún problema tengo. Todo empezó hace unos tres años, cuando tuve una indigestión muy fuerte. Como a todo el mundo, alguna vez me había dolido el estómago o había tenido algún problema de indigestión, peor nada como esto.

Lo atribuí a una comida en mal estado. Lo cierto es aquel día había comido en un restaurante con bastante mala pinta. Y supuse que fue aquella. Tardé más de una semana en recuperarme. Pero luego me relajé pensando en que había sido algo puntual. Pero un mes después, un episodio parecido, aunque en este caso un poco menos agresivo. Mi mujer me dijo que tenía que hacer algunas pruebas, que quizás fuesen los lacteos y sus derivados o el tema del gluten. Y es que en la familia tenemos bastantes casos de intolerancias alimentarias.

Pero como no tenía ninguna gana de ir de médicos, lo dejé correr confiando en que se solucionase solo. Con respecto a los problemas médicos siempre he sido un poco pasota. Alguien podría decir que soy un irresponsable porque intento agotar todas las alternativas antes de ir al médico. Y así lo hice también en este caso, hasta que tuve un tercer y un cuarto episodio de indigestión en menos de 4 meses y tuve que hacer caso a los consejos.

Y me hicieron las primeras pruebas, entre ellas la de la intolerancia a los lácteos y sus derivados y también al gluten y en ambos casos di negativo. Y ahora estoy a la espera de más pruebas. También he empezado a ir a un nutricionista que para que evalúe un poco mi alimentación y ver si puedo cambiar algunas cosas de cara a sentirme mejor, porque desde luego no se puede decir que mi alimentación sea la más sana del mundo. Pero esta vez sí: esta vez toca aceptar que mi problema puede ser serio y tengo que ocuparme de ello ya.