Curso de decoración 

Volvieron los cursos y la verdad es que los echaba de menos. Desde hace años una de mis principales fuentes de ocio son los cursos municipales que organiza el ayuntamiento de mi ciudad. Siempre hay de todo, literatura, arte, cocina, etc. Pero con la crisis sanitaria todo esto se paró porque no tenía sentido seguir dadas las circunstancias. En algunos casos se hicieron versiones online, pero a mí no me interesaba ya que bastante ‘online’ tenía ya con el trabajo. 

Pero este otoño, el ayuntamiento retomó los cursos y, entre ellos, alguna novedad, como el de decoración. A mí me gusta probar cosas nuevas, y como ya había probado la mayoría me pareció una buena idea. Y nos pareció a muchas porque ha sido uno de los cursos con más inscritos, teniendo bastante lista de espera.

Lo que más me interesaba del curso era que se planteaba desde un punto de vista práctico. No nos iban a enseñar temas teóricos, que también podía tener su interés, sino, sobre todo, como hacer nosotros mismos objetos para el hogar. Por ejemplo, en una de las primeras sesiones aprendimos a trabajar con cintas para visillos. Y nos dimos cuenta de que con un poco de maña y paciencia se pueden hacer cosas muy chulas.

Lo bueno de estos cursos también, y yo creo que una de las razones por las que muchas personas se apuntan, es para conocer gente afín. En una ciudad como esta conoces mucha gente, pero al final, unos van y otros vienen, y te encuentras sola más veces de las que te gustaría. Yo he hecho un montón de buenos amigos en estos cursos, como uno de arte con el que todavía hacemos periódicas reuniones. 

En este curso de decoración, de momento, nos hemos encontrado un grupo bastante heterogéneo. También hay algún chico. Al principio pensamos que se habían equivocado, pero no, son los prejuicios. ¡Menuda maña que se daba uno de ellos con las cintas para visillos! A mí me dio hasta envidia lo que presentó en comparación con lo mío. Pero espero alcanzarle en unas semanas.